La caída del cabello en las mujeres

Se manifiesta con una fuerte caída de los cabellos, limitada a un breve período de tiempo en el que los folículos con ciclo de crecimiento regular entran prematuramente en la fase telógena. Puede que la ingesta de algunos medicamentos (anticoagulantes, medicamentos para la tiroides, para el sistema nervioso, agentes antihipertensivos, etc.) o algunas enfermedades (anorexia, cáncer, etc.) provoquen la manifestación de estos eventos.

Son muchos los casos de mujeres afectadas por una caída excesiva y crónica de los cabellos, sin una causa identificada. Este tipo de pérdida de pelo se diferencia de las demás caídas temporales por su persistencia en el tiempo y por su tendencia a volver a aparecer en diferentes períodos del año. Este fenómeno resulta muy estresante para las mujeres, que lo interpretan como un riesgo de calvicie precoz. Normalmente, estos episodios son reversibles, aunque siempre se aprecia un debilitamiento particular del peinado. Por eso, puede ser fundamental cuidar y proteger tanto el pelo como el cuero cabelludo. Una análisis detallada del pelo puede ser esencial para identificar con éxito las causas de la caída de pelo femenina.

Puede llevar a un aumento de la caída de los cabellos 8-10 semanas después del evento; la pérdida suele ser leve y siempre reversible. La fiebre, que conlleva un aumento de la actividad metabólica, con mucha probabilidad interfiere con la capacidad de replicación de las células de la matriz de los folículos y le impide proliferar con normalidad. Sustancias pirógenas endógenas, como el interferón α e γ pueden, de hecho, ralentizar la velocidad de proliferación de las células foliculares.

Durante el período del embarazo, la fase anágena se extiende y, como resultado, el porcentaje de pelos en esta fase aumenta progresivamente hasta alcanzar casi el 10 % más en el último trimestre. Después del parto, esta tendencia se invierte y muchos pelos en fase anágena entran en la catágena y, de consecuencias, en la telógena. En el período entre el primer y el cuarto mes de nacimiento del niño, la caída aumenta ya que hay muchos más cabellos en fase telógenas, es decir la fase en que el pelo está listo para caer. El fenómeno sigue por unos meses y puede hacerse aún más intenso en presencia de factores agravantes como, por ejemplo, el trauma postparto, pérdida de sangre y disminución de los niveles proteicos del plasma. La recuperación total tiene lugar dentro de 4-12 meses. La caída de pelo postparto es mayor en la zona frontal y en las regiones temporales, puede ser generalizada pero nunca total. En los embarazos siguientes, suele ser menos evidente.

Se supone que el 30 % de las mujeres que pierden el pelo antes de los 50 años, padezca déficit nutricional de diferentes tipos. Una alimentación pobre favorece el debilitamiento y la caída persisente de los cabellos. El clareamiento global de la melena es una consecuencia somática del déficit de sustancias nutritivas.

No es raro que las mujeres, sobre todo las más jóvenes, decidan reducir de manera estricta su dieta; las adolescentes con sobrepeso se someten, muchas veces, a dietas basadas en fruta y verdura, totalmente pobres en proteinas. Mujeres con gustos alimentarios muy estrictos, por lo contrario, en algunos casos no toman vitaminas y oligoelementos suficientes. En estas condiciones, la salud del cabello puede comprometerse y causar una caída anómala y preocupante de los pelos.

Es probable que exista una correlación significativa entre el nivel y la duración de las disfunciones tiroideas (hipotiroidismo, hipertiroidismo) y la gravedad del fenómeno de la caída de pelo en las mujeres. Si se trata a tiempo, el problema puede ser completamente reversible mientras que, si la alteración tiroidea se extiende por mucho tiempo, se puede llegar a la atrofia de algunas unidades folículares.

Las mujeres sometidas a intervenciones quirúrgicas con anestesia prolongada y gran pérdida de sangre, pueden padecer una intensa caída de pelo. El crecimiento suele ocurrir dentro de 4 meses.

Estados agudos de ansiedad, traumas psicológicos y depresión son, a veces, la causa de la alopecia psicogénica (alopecia por estrés). Estos mismos factores pueden causar, en ocasiones, cabellos muy finos, secos y débiles.

Algunos tratamientos estéticos demasiado agresivos y/o seguidos en el tiempo pueden dañar el cuero cabelludo o el pelo. Por ejemplo, mechones y shatush pueden desfibrar el tallo mientras que las extensiones pueden perjudicar su estructura global.